Incremento del consumo diario de té,café o mate (varía según el gusto de cada uno). Incremento de las ganas de comprar el diario y leerlo (pero de principio a fin, alguien joven solo leería algún que otro suplemento).
Apagado de artefactos eléctricos de la casa, aunque estén en uso por otra persona.
Apagado de luces de los distintos ambientes del hogar durante el día (en casos agudos también a la noche).
Hacer las necesidades humanas (léase drenaje) con la luz apagada (sí, es totalmente riesgoso porque uno puede salpicarse o mancharse, pero es cosa de viejo).
Incremento del consumo diario de programas de este tipo (varía según gustos):
- chimentos (preferentemente para viejas)
- fútbol (preferentemente para viejos)
- relacionado con extraterrestres y cosas paranormales
- religiosos
- de cocina
- programas aburridos y sin contenido alguno (sí, es un criterio amplio pero alguien que no es viejo sabe a qué me refiero)
Disminución de la cantidad de sal y/o azúcar en las comidas.
Gran aumento de las probabilidades de "meter la pata" en una conversación contando cosas que si serías joven, te las callarías sin pensarlo dos veces (o sea además de viejo, buchón).
Incremento de la confianza con personas desconocidas (o sea además de viejo, boludo).
La luz de día que entra por la ventana es directamente proporcional a sentarse cerca para leer el diario y así ahorrar luz eléctrica.
Aumento de probabilidades de no escurrir el trapo rejilla de la cocina.
Comienza a hacerse una costumbre lavarse las manos y la boca en la pileta de la cocina (con la clásica escupidita incluída), donde luego uno lavará los platos (más frecuente en viejos con dentadura postiza).
Incremento de la manía de dejar la tapa del inodoro arriba.